Un jardín de rocalla

Si tenemos una parcela para nuestro jardín y no es del todo llano, tenemos desniveles, es una buena posibilidad para hacer un rincón de rocalla, o sea, creamos un paisaje natural como en la montaña, con un grupo de rocas, piedras, piedras agujereadas, gravas, rocas volcánicas, etc. Se trata de recrear un paisaje natural que podemos encontrar en plena naturaleza, y recrear las condiciones adecuadas a las plantas de roca y alpinas. Situarlo en una ligera pendiente orientada al sur o sudoeste y al abrigo de fuertes vientos.

Preparar el terreno. Una vez escogido el lugar donde situar el jardín de rocalla, lo importante es preparar adecuadamente el terreno. Si tiene ayuda mejor, pero si no, es fácil prepararlo usted mismo si el jardín es pequeño. Primero hay que roturar el suelo y si es suelo pesado habrá que desfondarlo. Eliminar las malas hierbas perennes. Los suelos arcillosos deben drenarse: cavar zanjas de unos 45 cm de profundidad y de 100 a 180 depende del estado de la arcilla.  Llenar a medias la zanja de cascotes , pedruscos, ladrillos rotos… y cubrir con compost muy grueso o con planchas de cesped vueltas al revés (la parte de tierra y raíces hacia arriba) y acabar rellenando con tierra corriente.

Asiente las rocas en un  montón de tierra formado por dos partes de grava, para un buen drenaje y otra de turba en serrín. Si solo dispone de piedras de  10 mm, puede utilizarlas también en lugar de las más pequeñas porque el montón se rebajará al poco tiempo, aunque se haya apisonado el suelo subyacente, así que mejor guardar una cantidad de la mezcla para volver a darle altura al cabo de unos diez días. Por último añadir una capa superficial de casquijo de 6 mm  y de dos y un par de cm de grosor y alíniela con el rastrillo. Esto retiene bien la humedad, protege las plantas de posibles putrefacciones e impide que la lluvia fuerte, salpique de barro las hojas de las plantas y las flores. Un jardín de rocalla construido sobre greda no debe presentar problemas, siempre que se siga el mismo procedimiento de drenaje que con la arcilla.

Elegir las rocas. Hay que elegir cuidadosamente las rocas. Es conveniente la piedra local, que tiene la ventaja de encajar en el paisaje circundante y, además, el menor coste por encontrarse cerca. Es importante hacer coincidir la roca con el suelo, si queremos que nuestro jardín de rocalla parezca auténtico. Resulta fuera de lugar, por ejemplo, una piedra caliza desgastada por el agua en una zona arenosa y a la inversa. Si no es posible la piedra local puede elegir entre diversas variedades.

La arenisca será la más adecuada para sus plantas. El granito es frío, duro y resistente y las plantas no crecen bien en él, pero adecuadamente colocado puede componer un jardín atractivo.

¿Qué cantidad de rocas se necesitan? Para un jardín que mida 4,5 x 3 m bastará con 1,5 o  2 toneladas. Para un jardín pequeño hay que emplear la piedra con cuidado y haber elegido piedras que no sean muy grandes, si se quiere conseguir un conjunto proporcionado.

Integrar las rocas en la naturaleza. El agua y las fuerzas de la naturaleza son responsables de que las rocas se resquebrajen y agrieten. El agrietamento tiene lugar en líneas paralelas, en sentido vertical y horizontal, pero nunca diagonal. El agua de la lluvia y la humedad penetran en estas grietas y las expande y contrae bajo la acción alterna del calor y el frío, haciendo que con el tiempo la roca se vaya partiendo cada vez en trozos más pequeños. Algunos fragmentos llegan a desintegrarse hasta el punto de convertirse en tierra, pero otras afloran a la superficie terrestre en forma de rocas y esto es lo que tratamos de imitar en el jardín de rocalla, si no lo tenemos de una forma natural.

Simularemos la rocalla en floramiento. En la naturaleza, los levantamientos geológicos pueden hacer que las rocas formen ángulo con el suelo, así que, al colocar las piedras les daremos una suave inclinación, además, de este modo, orientaremos la humedad hacia las plantas. Si la pendiente de su jardín está orientada al norte, convendría ‘darle la vuelta’ de modo que se orientase al sur. No es muy dificultoso, asentando rocas grandes en la pendiente con un ángulo que se orienten al  norte, creando así una zona protegida a sus espaldas (orientada al sur) y en la que se pueden plantar plantas alpinas y de roca. Si el terreno es llano, habrá que crear una pendiente artificial.

Todas las rocas presentan estratos, nos indican las sucesivas capas de sustancias depositadas a lo lago de millones de años. En algunas apenas se distinguen, pero en otras están bien definidas y se observan claramente. Al distribuir las rocas en el jardín, hay que procurar que las líneas de los estratos queden en sentido horizontal respecto al suelo, nunca verticales. Recordar que la forma en que se coloquen las rocas una encima de otra, también deben evitar lo más fidedigno el ejemplo de la naturaleza, evitando ponerlas como los ladrillos de una pared.

Como utilizar la roca de toba. Este tipo de roca se utiliza también en la construcción de jardines. Si ha sido transformada por los fenómenos naturales atmosféricos, será de color gris, pero recién sacada de la cantera, es de un blanco cremoso. Es una caliza porosa transformada por la acción del agua que arrastra y acumula partículas calcáreas, que en la unión de plantas en descomposición, constituyen la toba original. La porosidad se debe a la descomposición y el lavado final de la sustancia vegetal primitiva.

El drenaje es esencial. La toba se ordenará con la máxima sencillez: basta con amoldar la piedra a los contornos existentes en el jardín, o utilizarla para crar una pendiente de subida y bajada en un terreno llano. Cuando haya asentado las rocas y rellanado con tierra, puede cubrir el suelo con el ¨polvo¨ sobrante de la roca o con cascajo de caliza.

Tenemos gran variedad de plantas que se adaptan a nuestro jardín de rocalla, sin olvidar el clima de nuestra zona. Solo algunos ejemplos :

Lobelia erinus (Lobelia azulada). Perenne que se cultiva como anual, de flores blancas o azules.

Silene pendula (Silene). Anual de pequeño porte con pequeñas flores de blanco a rojo que florecen de mayo a julio. Zonas templadas.

Alyssum maritimum (Aliso). Perenne sedosa y plateada con flores rosas y violetas de abril a julio. Clima templado.

Aeonium canarienses (Eonio de las Canarias). Siemprevivas, hojas suculentas  dispuestas en roseta y es perenne. Zonas templadas.

Campanula garganica (Campánula). Perenne d 10-20 cm de altura, con flores estrelladas de color violeta. Zonas meridionales.

Dianthus alpinus (Clavel de los Alpes). Perenne con flores rosa-lila.

Daphne cneorum (Torvisco de los Pirineos). Pequeño arbusto de zonas alpinas, con flores rojas o rosa en umbela.

Plantas crasas, cactus, etc. son plantas que se adaptan bien y necesitan poca agua. Son muchas las variedades que podemos elegir.

 

 

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